Operación Jamón

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2018, en algún lugar perdido de la Suecia profunda.

Hoy ha entrado un jamón en el bar donde trabajo, y no es que haya entrado como un cliente.

  • Hola, soy el señor jamón ¿me pone unas aceitunillas?

Me refiero que ha entrado en su caja. Lo raro de esta situación es que esto está muy lejos de la “zona de confort” (frase de moda) de los jamones, y ver aquí un jamón es todo un acontecimiento.

Cuando yo era chico pensaba que todos los chinos eran expertos en artes marciales. Supongo que ver muchas películas de Bruce Lee me ayudó a tener esa creencia. En mi cabeza era como si toda China fuera un gran gimnasio de kung fu. Con el tiempo, me resultó raro ver como esos mismos supuestos maestros de artes marciales empezaban a montar restaurantes chinos y tiendas de 20 duros por mi barrio, pero aun así, pensé que era porque estaban cansados de soltar collejas con los pies, y esto lo hacían por hobby y por tener una vida más tranquila lejos de peleas callejeras con otros clanes de Kung fu.

Hoy me he dado cuenta de que en esta parte del mundo piensan algo similar de los españoles. Si has nacido en España, eres experto cortando jamón, tocando la guitarra, sabes torear y eres palmero profesional, pero aun teniendo semejantes dotes, nos dedicamos a cosas menos artísticas, como ser camarero y fregar platos, sólo por hobby y aburrimiento.

De los que estamos aquí, nadie ha cortado un jamón en su vida, (me atrevería a decir que algunos no saben qué es esto) así que, teniendo en cuenta que la dueña ha comprado este marrón sin preguntar antes y cuenta con nuestros dotes cortándolo, vamos a buscar en Youtube para ver cuáles son los pasos a seguir y ver como lo hacen los expertos. El primer paso es tener un jamón y un buen cuchillo. Ya empezamos mal. El cuchillo que utilizaremos para cortar el jamón, es el mismo que John Rambo utilizó en su primera película “Acorralado”. Cuando alguien pida un plato de jamón, iré a la cocina mientras me pinto dos rayas negras en la cara con los dedos, desenfundaré el machete del tobillo, sacaré la brújula del mango, calcularé un poco, y le das un par de tajos por la babilla

El segundo paso es saber de qué lado poner la pata. Que yo como español “ya lo sé”, pero quiero ver otras opciones.

Existen las dos opciones normales de toda la vida, pata para arriba o pata para abajo, y después tenemos la opción del que dice ser cocinero del bar, cortarla con la pata hacia un lado, porque según él, el corte será “más limpio” y las lonchas son más grandes, del tamaño de un folio A4 ha dado entender por los movimientos que realizaba con las manos.

Los cocineros suelen tener sus propios cuchillos de chef,  que suelen ser caros y buenos, pues bien, este cocinero usa un cuchillo de untrarsuper afilado, es tan sumamente surrealista, que es cierto. Dice que corta mejor que todos los cuchillos que haya tenido con anterioridad, que supongo habrán sido de plástico. Este cocinero muchas veces me da miedo.

Volvemos al video porque como me ponga a hablar del cocinero pierdo la tarde.

Según el tío del video Youtube, si no se va a consumir todo el jamón en un día, cosa que dudo, es mejor abrirlo con la pezuña hacia abajo porque es la zona con menos carne, y la que se supone que estará más curada y se secará antes.

Mientras veíamos el video, el cocinero ha estado intentando sin éxito colocar la pata de lado en la tabla. Es de ideas fijas. Al final se ha dado por vencido y la hemos colocado pata abajo.

He cortado una loncha gorda de grasa y está zona está un poco cruda, por lo que, si el experto de Youtube, que por cierto lleva una pajarita puesta de lo más ridícula, dice que esta es la parte más curada, la otra parte es posible que aún esté viva. Supongo que será un jamón barato, o alguien ha estafado a nuestra jefa, cosa que me alegraría enormemente, porque es una gilipollas nivel paladín.

La pobre cree que el problema es solo el cuchillo, dice que deberíamos de intentar cortar el jamón con el otro lado del machete, por si se nos da mejor. Sonido de orejas cayendo al suelo en 3, 2, 1 ¡Ya!

Esto es como vivir en “Ciudad K”, rodeado de inteligencia en estado puro. El cocinero que lo corte de lado para sacar lonchas de la misma longitud de una toalla de bidet, y la otra, que lo cortemos con el canto del cuchillo que puede tener el grosor de un dedo gordo de un pie gordo de una persona gorda. Momento  “Mari chocho” en toda regla.

Cuando pasa algo así, me voy al servicio a mirarme al espejo y repetirme:

  • ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Cuándo perdiste el rumbo? Aguanta sólo un día más, seguro que la cosa mejora.

Cuando he vuelto del servicio, me la he encontrado intentando cortar el jamón con el canto del cuchillo. Lo más curioso, es que ponía cara de no entender por qué no cortaba por ese lado, como si alguien le estuviera gastando una broma de mal gusto. Mientras tanto, el cocinero le decía que el problema es que tenía que apretar más el cuchillo. Esto es para ir a mear y no echar gota. Y los suecos son los listos.

Hablando de jamones, me acabo de acordar de la vez que me encontré un jamón aún metido en su funda apoyado sobre una pared cerca del centro Córdoba. Era diciembre, y pensé que a alguien se le había olvidado meterlo en el maletero del coche. Era mi día de suerte. Esperé un poco por si el dueño venía, y al ver que no, lo agarré y no paré de correr hasta que se me durmieron las piernas.

Desde ese día y hasta que se acabase todo el jamón, que pesaba como la batería de un camión, todo lo que comiese acabaría con la palabra “jamón”. Ensalada de jamón, batido de jamón, bizcocho de jamón, cereales con jamón, zumo de jamón, etc. jamón.

Cuando llegué a mi casa y abrí la funda, el jamón estaba verde y llenísimo de unos gusanos blancos la mar de simpáticos. El sueño de comer jamón de gratis se volvió pesadilla.

Cada vez que recuerdo que estuve corriendo abrazado a un calcetín grande lleno de gusanos con forma de jamón me entran arcadas y quiero ser vegetariano.

Seguro que algún cabrón lo dejó ahí apoyado queriendo, y se escondió en algún lugar para ver las caras de los gilipollas que paraban y abrían la funda para ver si era un jamón de verdad. Pero no contó con que había un ser más “inteligente” que los demás, un ser iluminado, que lo abrazaría y saldría corriendo sin ver el contenido antes.