“Extrañas son las horas y su marcha tan arbitraria.”
Jorge Muzam
Abandono lo que estoy escribiendo y me entrego a la cavilación sobre la vivencia y la conceptualización del tiempo. Como nigromante, invoco a los espíritus del pensamiento occidental, para tentar explicar la medida del tiempo, que es algo arbitrario, empero, que nos dice respecto mientras estamos en la experiencia de la vida.
Está aceptado y establecido que el tiempo es una magnitud física con que se mide la duración o separación de acontecimientos: “Acontezco\
Te pienso: divago sobre la bruma, \tu mano acaricia la espuma\ el aerostático me lleva más allá de Katmandú, \veo la luna.”
La separación de mi acontecer y el momento actual, representa el espacio de tiempo, donde el tiempo transcurrió mientras yo te pensaba, divagaba sobre la bruma, tu mano acariciaba la espuma, el aerostático me llevaba para más allá de Katmandú y veía la luna.
Tiempo, eternidad, movimiento, Dios, Espíritu.
San Agustín, el obispo de Hipona, conecta el asunto tiempo con un argumento de dimensión universal y, hace una precisión claramente contra intuitiva del tiempo, sosteniendo la inexistencia real y solamente mental de pasado y futuro, y real sólo del presente. El tiempo es medida del movimiento. Es obra de Dios y surge con la creación, no la antecede, por lo que Dios es anterior al tiempo, aunque no en sentido cronológico, afirmó.
Me apropio de las palabras de Fernando Pessoa: “¡Aprovechar el tiempo! ¿Pero qué es el tiempo para que yo lo aproveche?”
La Real Academia Española dice que el tiempo permite ordenar los sucesos en secuencias, estableciendo un pasado, un futuro y un tercer conjunto de eventos ni pasados ni futuros respecto a otro, cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
Como de costumbre, pese a la estrecha familiaridad con el tema, porque lo vivencio a cada instante, advierto que algo se me escapa. Esa sospecha no es sólo una sensación, eventualmente, es una especie de muro de sujeción del pensamiento analítico.
El tiempo es la época durante la cual vive alguien o sucede algo.
La vida, como estancia humana en el planeta Tierra, manifestada a través de un cuerpo, siempre es una experiencia inacabada, porque falta algo para hacer y cuando se termina el tiempo en la tierra y no existen más posibilidades, lo que falta para hacer, seguirá para siempre en la misma condición, porque las posibilidades de hacer terminan. Por eso, no existe tiempo fuera del límite de tu propia existencia.
Empero, según la mecánica de Newton, el tiempo es independiente de la situación y movimiento del observador. Y según la teoría de la relatividad especial de Einstein, depende de la situación y movimiento del observador.
(Conjeturas, teorías…)
Me siento obligada a releer, la definición de tiempo: Duración de las cosas sujetas a mudanza, también, magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
El ritmo de vida en nuestro planeta es determinado por el sol, la definición original sería que una hora es la veinticuatroava parte del periodo de rotación del planeta. El minuto es la sesentava parte de la hora, y el segundo la sesentava parte del minuto.
Pero, el tiempo revolucionario francés, que comenzó a funcionar el 24 de noviembre de 1793, cada día tenía 10 horas, cada hora tenía 100 minutos, cada minuto tenía 100 segundos. No funcionó, porque no pudieron comprar relojes nuevos, atribuyeron el fracaso a la fuerza de la costumbre. Yo preferiría vivir bajo la arbitrariedad francesa y no tener un día 1440 minutos, si consideramos la medida arbitraria del tempo que nos rige.
La medida de tiempo es arbitraria por antonomasia, hay sitios donde estamos en 2021, mientras en otros están en el 1442 – musulmanes, 4718 – chinos, 5781 – judíos, 2562 – budistas.
Nada impide medir el tiempo como las distancias, tomando un punto de partida y contando cuántas unidades hay desde ese punto.
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El tiempo es parte de la secuencia de los sucesos.
Para mí, el reloj solo es útil en cuanto la vida palpita, asimismo el tiempo solo existe mientras existimos como seres humanos poblando el planeta: “Soledad
Un reloj marcando las horas, en una casa vacía”.
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El calendario es una cuenta sistematizada del transcurso del tiempo, asimismo es otra construcción arbitraria que nos imponen y no tenemos tiempo para refutar.
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UTC (tiempo universal coordinado), ya no está regido por el meridiano de Greenwich. Ahora hay 400 relojes atómicos repartidos alrededor del mundo que nos dan la hora virtual. No es medida por la observación astronómica, sino por un electrón que da vueltas alrededor del átomo.
El tiempo es un objeto político: hay que ocuparlo, poseerlo, para controlarlo mejor.
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Tiempo para mí es memoria, experiencia y palabra que manifiesta la experiencia y la memoria de la misma.
Pero, Fernando Pessoa me dice: “¡Aprovechar el tiempo!… ¡Ah, déjenme no aprovechar nada! ¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias del tiempo o del ser! Déjenme ser una hoja de árbol; titilada por brisas, La polvareda de una carretera involuntaria y sola, El surco dejado en la carretera por las ruedas en tanto no vienen otras, El trompo del muchacho, que va parándose Y oscila, en el mismo movimiento que el de la tierra, Y estremece, en el mismo movimiento que el del alma, Y cae, como caen los dioses, en el suelo del destino.”
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Por último, pienso que el tiempo es una medida imaginaria que proporciona la posibilidad de una linealidad que ayuda a vivir en el actual caos cotidiano, en las sutiles encrucijadas de la mente.