Más juntos, si es posible. Que pensar de esta sociedad que culpabiliza a “toda” la hostelería del aumento de contagios y después se tiene que “comer” estas imágenes. Y todos haciendo campaña para la marca del seudochocolate. Cuando la semana que viene, o la siguiente, vuelvan a cerrar los bares a muchos ciudadanos les gustaría oír una explicación de la alcaldía de Astorga por fomentar un acontecimiento – ya de por si cutre – que traerá negativas consecuencias para uno de los sectores más perjudicados de esta situación sanitaria. ¿Alguien se responsabilizara de ello? La capacidad de riesgo se podría calibrar a partir de que cada uno asumiera sus responsabilidades, empezando por quien ha permitido esta situación.
Estamos en un momento que uno ya no sabe qué hace más daño, si la audiencia a la TV o la TV a la audiencia. Queda claro que ambas partes no significan lo que es asumir una función cultural y una posición solidaria con las víctimas de esta pandemia: ambas “brillan” por su ausencia. Querer revestir de prestigio de esta manera a una población es un error fatal. Cuando conviene demostrar que hay un sentido común para renunciar a esta publicidad que a los primeros que hace daño es a los propios ciudadanos demuestra una falta total de inteligencia. Entiendo que este tipo de acontecimientos, lo que en el fondo quieren decir, es la penetración misma en la certidumbre de que el riesgo importa una mierda y sí la publicidad de una marca.
Finalmente lo han conseguido. Con el beneplácito de autoridades, opinión pública y usuarios de las redes, que después se quejan amargamente del número de víctimas diarias y de lo irresponsables que son los clientes “habituales” de los bares y restaurantes. Cuanta hipocresía.