Leía el otro día en este Magazine un artículo dedicado a la autocritica que la hostelería debería de haber realizado sobre todo lo sucedido durante estos meses.
El paisano que esto escribe es un buen paseante de esta ciudad. Me gustaría llamar la atención sobre ciertos comportamientos que se están produciendo en estos momentos por parte de algún bar, que de manera totalmente insolidaria, están haciendo lo que les da la gana cuando todos los demás acatan las reglas con resignación.
Esta misma tarde sin ir más lejos, he visto como en la puerta de un bar muy conocido y frecuentado de Astorga se servían unas cervecitas a varios jóvenes que, sin inmutarse, se las tomaban con toda la tranquilidad del mundo. De todos es conocido que es un lugar muy frecuentado por las fuerzas de seguridad así que no entiendo cómo, en las circunstancias que estamos viviendo todos los ciudadanos, no se haga nada al respecto. Quién sabe, quizá la policía se pase a tomarse su cafetito cuando andan de ronda. Hay que joderse con los enchufados e insolidarios. También puede ser que la banderita de España en la terraza haga que los agentes confundan el garito con el cuartelillo.
En uno y otro caso, espero que quede el testimonio de un vecino en esta columna sobre lo cutres que son y recordarle a estos gañanes de la hostelería la vergüenza que debería darles por el flaco favor que le están haciendo a sus clientes habituales,, muchos de ellos personas de edad avanzada.
Un astorgano avergonzado.
