Aunque parezca difícil en Egipto era posible moverte en plan mochilero no hace muchos años. Para ver cómo está la situación hoy en día mejor pulsar aquí.
Egipto es el viaje. No conozco a nadie que no haya deseado viajar a la tierra de los faraones. Ningún otro país ha suscitado tamaño anhelo por descubrir de primera mano la grandeza de sus monumentos y paisajes. En Egipto todas las proporciones son colosales. Como casi en todos los viajes a este país la ruta empieza y termina en El Cairo, una de las ciudades más caóticas del mundo, una urbe de veinte millones de habitantes y contrastes extremos. Imprescindibles: su Museo, Giza y la plaza Tahrir. Si puedes, toma un coche-taxi en la calle y recórrete todos los rincones de la ciudad. Improvisar en Egipto es algo habitual si viajas por tu cuenta. Para alojarte, búscate algo por el centro, hay lugares muy económicos donde te integraras de lleno en la cultura Egipcia. Si eres mujer es aconsejable que no viajes sola, los egipcios son unos acosadores natos, es uno de los lastres que arrastra esta nación. Durante la Primavera Árabe de 2011, que dio fin al régimen de Hosni Mubarak, fueron innumerables las violaciones en la plaza Tahrir. Es posible que el asalto sexual sistemático en este emblemático lugar de El Cairo, pudiera ser una táctica política para deslegitimar al movimiento revolucionario, aun así, la sociedad Egipcia es machista en esencia.
Lo mejor es tomar un tren nocturno y dirigirte hacia el sur para visitar el Alto Egipto. El viaje dura toda la noche. Normalmente son trenes que cuentan con un vagón militarizado para salvaguardar la seguridad de los pasajeros. Siempre encontraras algún pasajero con quien entablar una buena conversación.
Asuán está situada a casi mil kilómetros de El Cairo. Al igual que otras ciudades importantes de Egipto, Asuán se haya a orillas del río Nilo. Aquí la influencia Nubia se nota en los rostros de la gente. Hay mucha más población negra y la mayor parte de ellos practican el cristianismo.
En Asuán merece la pena visitar la Isla Elefantina o «Isla de las Flores» , como se denominaba en la antigüedad. Hay embarcaciones que te facilitan el acceso. A pocos kilómetros al sur de Asuán lo que no debéis perderos es la visita a las canteras donde se tallaban los famosos obeliscos en roca de granito. Hay uno inacabado llamado “El obelisco inacabado de Asuán” que refleja la magnitud de estos elementos figurativos. Y el trabajo que conllevaba tallarlos.
Muy de madrugada parten convoyes en dirección a Abu Simbel. Van fuertemente escoltados por el ejército; aquí si existe el riesgo de ser atacado durante el trayecto. Los viajeros que lo hacemos por este medio somos los pocos. La mayoría de los turistas que llegan a Abu Simbel lo hacen en cómodos viajes en avión desde Luxor o El Cairo. Y es que el turismo y la nomenclatura castrense están muy unidos en Egipto. Aquí quien controla el turismo domina el país.
Egipto está controlado completamente por el ejército. Los generales son los dueños de los hoteles y son los principales beneficiarios de los réditos que da el turismo a este país. Viajar por tu cuenta es la única manera de que la población que tiene sus pequeños hostales o puestos de comida se puedan llevar una parte del pastel. Viajar por tu cuenta es la única manera de apreciar la gran hospitalidad de esta gente, es una forma de apoyar las reivindicaciones de igualdad y libertad que se quedaron en agua de borrajas después de la primavera árabe. Abdulfatah al Sisi es el nuevo Sayyid Mubārak de Egipto. EEUU e Israel son sus principales valedores. Lo que podía haber derivado en una democracia para este país se convirtió en un nuevo régimen autocrático. Arabia Saudí también apoya con sus petrodólares a mantener el actual régimen.
En Abu Simbel con un par de horas son suficientes. Además, el calor es insoportable. Este viaje lo hicimos en Octubre. En los meses de verano puede ser el infierno. Es el templo más emblemático del Alto Egipto construido bajo el reinado de de Ramsés II.
De vuelta en Asuán, para quien le atraiga la ingeniera, un paseo hasta su presa bien merece la pena. Es lo que se dice una Megaconstrucción. El lago Nasser, un lago artificial de 470 kilometro de largo, es la consecuencia de la construcción de esta presa. Parece ser que también las perniciosas consecuencias ambientales han sido numerosas.
Hacer un recorrido en faluca entre Asuán y Edfu es una experiencia inolvidable. A lo largo de las orillas veras pasar la actividad cotidiana de los egipcios. Te puedes bañar en El Nilo – cuidado con las algas y la corriente- mientras se pone el sol. Negocia todo en Asuán y deja muy claro el trayecto y las condiciones. En Edfu hay más templos que visitar.
Luxor, la antigua Tebas, se sitúa a orillas del Nilo a mitad de camino entre El Cairo y Sudán. Fue la gran capital del antiguo Egipto, uno de los mayores conjuntos arqueológicos que existen en el planeta. El templo de Luxor y el de Karnak son dos joyas para el amante de la civilización Egipcia. En la orilla oriental se encuentran El Valle de los Reyes y El valle de las Reinas. Además también hay otros templos como «El templo funerario de Hatshepsut». Alquilando una bicicleta en Luxor puedes llegar con facilidad a este conjunto monumental. Hay chiquillos que te venden piedras de alabastro talladas. Hay que comprarles algo: contribuyes al turismo sostenible y a que puedan comprarse unas chucherías.
Las tumbas de El Valle de los Reyes hay que verlas. Tampoco hay un turismo muy masificado. La gente, por lo general, tiene miedo de viajar a Egipto lo cual es una ventaja si viajas a tu aire: no hay colas, ruidos, rubias de tinte en minifalda, esas cosas. Una vez en la vida hay que visitar este lugar para descubrir lo efímeros que somos.
Cuando te canses de tanto templo, que te cansaras, lo más recomendable es tomar destino hacia la península del Sinaí. Un autobús nocturno desde Luxor te traslada en unas 14 horas. Llévate tapones para los oídos y ármate de paciencia, los egipcios no entienden lo que es poner el volumen de la radio suave.
Sharm el-Sheij es el típico lugar lleno de turistas. Unos cuantos kilómetros en dirección noreste (hacia Israel) se encuentra Dahab. Ambos lugares han sido golpeados por atentados terroristas lo cual te garantiza que haya menos papeletas de cara al futuro para que vuelva a suceder.
Personalmente pienso que Dahab es el lugar ideal para descansar unos días. Tienes la barrera coralina del Mar Rojo a escasos metros de tu alojamiento, un clima suave y sigue siendo un lugar tranquilo. Impresionante el “Agujero azul de Dahab”.
De vuelta a El Cairo procura ir al mismo sitio donde te alojaste la primera vez. Se alegran mucho de verte de nuevo.
El complejo de Giza es el de las tres grandes pirámides: pirámide de Micerinos, pirámide de Kefrén y pirámide de Keops. Tuvimos la suerte de visitar Keops (solamente pueden entrar cien visitantes al día) después de una más que complicada discusión con el jefe de policía. Al final el agente se comporto como un caballero. A mi parecer, creo que le caímos bien pues no nos vio como turistas. Es una de las ventajas de ser un mochilero.
Visitar en solitario esta pirámide por dentro es la mejor experiencia que puede sucederte en tu vida. De las siete maravillas del mundo antiguo es la única que queda. La Gran Galería te deja sin palabras.
Alejandría es la gran olvidada de los viajes a Egipto. La cuna de Cleopatra apenas conserva vestigios del pasado. La nueva biblioteca y el ambiente universitario es la nota a destacar. Los amantes de la poesía pueden visitar la casa-museo del poeta griego Konstantinos Petrou Kavafis, “una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna”. Una visita a los cafés por los que deambulaba el poeta en busca de inspiración es altamente recomendable para bohemios y personas con sensibilidad.
Disfrutad de vuestro viaje, hablad con la gente, aprended. Y cuando volváis, no olvidéis.
Ángel Fernández.