Muera la calidad, vivan los Realities Show

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En los últimos años se han puesto de moda los Reality Show, que pueden traducirse como “demostración de la realidad “o también conocidos como Telerrealidad.

Nacieron con el propósito de mostrarnos el día a día de gente común a través del objetivo de una cámara de televisión, y curiosamente aquello tuvo un éxito sin precedentes. No eran actores, no estaban aleccionados, no seguían un guión. Aquello fue un exitazo.

Algunos llegaron a calificarlo como “experimento sociológico”, pero nada más lejos de la realidad. Las productoras elegían a los concursantes haciendo lo que se conoce como “casting”, y seleccionaban a los sujetos en cuestión teniendo en cuenta su temperamento fuerte y con diferentes perfiles, para que surgieran entre ellos las mayores broncas, amenazas, insultos y vulgaridades varias que dieran a la audiencia toda la carnaza posible, para que además ésta pudiera posicionarse entre unos u otros. Vamos, un teatrazo.

El más famoso y conocido de todos, ha sido “Big Brother” o en España, “Gran Hermano”: encerraban a una serie de incautos en una casa durante varios meses, esperando que terminaran tirándose los trastos a la cabeza, o en el mejor de los casos, surgiera un romance que acabara en polvete bajo el edredón (edredoning). Realizan pruebas para conseguir objetivos, como es comida o tabaco, y el público les vota a través del teléfono o internet. Al final, el más votado es el ganador.

Las productoras no se cortan un pelo, y siempre meten una prueba que es de cultura general. No vamos a pedirles a estos personajes, que la mitad son go-go de discoteca (o como intentan decir finamente que “trabajan en la noche”, que no sé que es peor”) y la otra mitad licenciados musculitos, que nos reciten unos versos de Calderón de la Barca, pero vamos, que les pregunten la capital de Estados Unidos y no lo sepan, y el único que acierta escriba “guasinton”… tiene miga.

Luego se siguió complicando la cosa, y cuando Gran Hermano con personajes anónimos dejó de tener fuelle, pues hubo que pensar en introducir otra variante: meter a famosos o pseudofamosos. Bueeenooooo, eso fue la bomba.

Una de las grandes canteras de Gran Hermano Vip(la de los famosetes), es “Mujeres, Hombres y Viceversa” (también conocida en la clandestinidad como: Mujeres, hombres, bíceps y berzas). El elenco de concursantes son: la cuñada de la folklórica, la nieta de la otra folklórica (que se lleva fatal con la primera), la guapa que ganó el primer Reality, el novio de la tonta que ganó el segundo Reality, el ex despechado de la cuñada de la folklórica, y por supuesto, no puede faltar un bíceps y una berza.

Muestran hasta la náusea y sin ningún pudor su vida privada y sus vergüenzas, lo cual a la audiencia les vuelve locos.

Después de Gran Hermano, empezaron a salir múltiples variantes: en una granja, en una isla… y Mediaset, Telecinco, J.J. Vázquez, P. Vasile, son el ecosistema de estos realities.

Ahora, el más demencial y vergonzoso de todos ha sido “La isla de las tentaciones”. Al loro: meten a 5 parejas en una isla separados en distintos bungalows. Las chicas, monísimas, recauchutadas, necias como ellas solas con 5 chulazos; y los 5 novios atontaos con otras 5 tontas similares… y hala… a ver quién resiste la tentación que les ponen por delante. ¿Pero realmente alguien que tenga 2 dedos de frente se presta a semejante juego?, ¿Tanta necesidad de dinero, fama y exposición pública tiene el personal?

Eso sí, para la posteridad, quedará ese grito viral: “Estefanííííííííííííaaaaaaaaaaaa”, que cuernos te pusieron machote.

No voy a justificarme, todos no los he visto, pero algunos sí. Yo a mi vida le doy dosis de todo: trabajo duro, lectura, muchos conciertos, cine, cultura… y para desconectar… me descojono con esta fauna.

Por lo menos, lo reconozco.