Facebook: código al descubierto

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Mark Zuckerberg ha encontrado el modo de transformar los datos en dinero. Para Zuckerberg los usuarios de su plataforma gratuita son productos, incluso si no eres miembro de esta red social.

La fotografía que encabeza este artículo fue censurada por Facebook. El motivo que adujo la “comunidad” es que aparece una “niña desnuda”.  Esa niña desnuda se llama Phan Thị Kim Phúc. Durante años el gobierno vietnamita la obligó a dejar la escuela por considerarla «un símbolo nacional de la guerra». En 1986 consiguió una beca para estudiar en La Habana. En 1992 solicito asilo en Canadá. Posteriormente se convirtió en embajadora de la Buena Voluntad de la UNESCO.

La intención de Facebook cuando censuro esa fotografía no era proteger la intimidad de un menor, pensaba únicamente en crear “una línea de marketing” como hacen muchas empresas. Este contenido no les interesaba publicarlo pues dañaba la imagen de la “comunidad”. Las respuestas que cada uno de nosotros tengamos ante las intenciones de  Zuckerberg pueden ser muy diferentes pero tienen un anclaje común: controlar con los algoritmos los deseos de sus usuarios para posteriormente vendérselos a terceros.

Sin embargo la culpa no es de Zuckerberg ni de Facebook, sino de los usuarios quienes hemos cedido, muchas veces sin saberlo, datos de nuestra vida a la plataforma. En el fondo casi nadie lee los términos y condiciones cuando se registra en Facebook.

La intención de este artículo es transmitir una concienciación sobre lo incensario que es vivir bajo la influencia de Facebook, que si bien es cierto que nació como un medio de unión entre personas de los distintos lugares del planeta, actualmente se ha convertido en una dosis de dopamina inevitable para todos sus usuarios, eso Facebook lo sabe y lo incrementa junto con plataformas como WhatsApp e  Instagram.

Christopher Wylie supuso un punto de inflexión en la historia de Facebook. Este joven científico dio en la diana  “al confesar cómo la empresa para la que trabajaba, Cambridge Analytica, construyó una herramienta que con toda probabilidad ayudó a que Trump acabara ganando las elecciones de 2016, algo en lo  que Facebook jugó un papel fundamental”.

Esta parte del código está añadida por Facebook y permite identificar la imagen de forma única. Vía Edin Jusupovic.

Otra persona que ha estudiado las cloacas de Facebook ha sido Edin Jusupovic. Según sus estudios “Si una imagen se ha subido a Facebook y posteriormente se ha descargado ya no será la misma. En el momento que entra en la red social se le añade diferentes metadatos de seguimiento propios de Facebook. De este modo, aunque la descargues y saques de la plataforma, seguirá manteniendo parte de Facebook en su interior para ser encontrada e identificada en el futuro”.

 Los usuarios de esta red hemos sido engañados desde un principio: cualquier imagen que hayas subido a Facebook ya no te pertenece, hemos sido y seguiremos siendo (el que aun utilice esta plataforma) sus trabajadores altruistas sin derechos de autor. Y estamos hablando de más de dos mil millones de usuarios, o trabajadores sin reenumerar, o productos, cualquier denominación es apropiada.

En resumen, quien quiera estar en Facebook es libre de hacerlo pero que se atenga a las consecuencias.

Considero que su financiación tendría que basarse únicamente en la publicidad y no en vender los perfiles de sus usuarios a terceros y controlar con algoritmos los deseos de las personas. Difícilmente Zuckerberg tendría un patrimonio de 62.300 millones de dólares si sus medios fueran completamente honestos.

Ángel Fernández. .  

FACEBOOK, código al descubierto. (Docuemental) LSChannel