Desde tiempos bastante recordables es sabido que, al hombre le afectan diferentes enfermedades, algunas más notorias que las otras, quizá varias de ellas con cura y medicamento y otras que simplemente aún no tienen explicación. Cuando me decidí a escribir este texto, escuchaba con bastante asombro en la radio la última estadística del suicidio en el país. Este año al igual que los anteriores ha ido en escalada ya que de cada diez personas ocho son jóvenes que yacen víctima de esta enfermedad que mata en silencio, que no necesita debilitar nuestro sistema ya que simplemente llega a tomar el cuerpo y todo lo que pueda dañar de las personas que la padecen.
Pareciera que dentro de la sociedad este tema es abordado con un tabú tremendo, ya que al hablar con las personas más cercanas, llámese amigos, compañeros o familiares, la mayoría de las veces, simplemente se toma a juego. Las expresiones que se suelen escuchar van desde “déjate de cosas vos”, “mira eso es solo para la gente que no tiene que hacer” o simplemente es porque “sos de mentalidad débil…” Lo dicho últimamente suele ser solo la punta del iceberg de quienes viven en carne propia con la depresión, es verdad que de alguna manera suelen ver las cosas con más simpleza, algo de “puff que aburrido” pero también entran en momentos de ansiedad horrible, en donde solo quieren estar solos (a) dejan de realizar algún tipo de actividades como salir de sus habitaciones, comer, ducharse, perder el interés en el estudio y hasta el mero hecho de socializar, algo que pareciera tan natural en el ser humano, se vuelve bastante complejo para quienes viven el día a día con la depresión.
Lo más sorprendente de dicha estadística es que quienes suelen ser víctima de la depresión son los jóvenes en su mayoría. Si bien es cierto que en nuestro país pareciera que no hay un futuro para la juventud, por el mero hecho de no encontrar un empleo digno, darse cuenta que la universidad cada día está más lejos de sus sueños, y se termina convirtiendo en una terrible pesadilla o porque muchos creyeron que migrar es la verdadera solución. Hay varios factores que pueden llevar a la juventud a tomar éstas decisiones, quizá falta sumar la desintegración familiar, que creo es uno de los pilares esenciales ya que ¿Cómo podemos avanzar sin nuestra familia? Es una pregunta que a veces tiene una respuesta complicada para la mayoría.
Habrá que hacer siempre el hincapié en que el estado, debe estar ahí para su juventud, si esta ya no está quien quedará con la carga de dirigir este país si asumimos que un porcentaje muy importante de nuestra población está envejeciendo y no estamos tomando en serio el hecho de que cada día los jóvenes de este este país lo ven desde muy lejos. Es también importante mencionar el hecho de que tenemos que estar atentos a cualquier señal desde las diferentes instituciones (Estado, familia, escuela, colegio, universidad) para ayudar en la medida de lo posible a quienes quizá están pasando por momentos complicados en su vida.
Me resta decir que como jóvenes siempre debemos estar para nuestros iguales, es difícil juzgar a un joven que toma la terrible decisión de suicidarse, pero más difícil es caer en aquel agujero donde llega la mayoría y es que tildar de “cobarde” o simplemente decir que quien toma tan difícil decisión simplemente no valora la vida, es opinar sin conocer el contexto de los que hoy son víctima de esta enfermedad, que llega de manera silenciosa y se lleva a sus víctimas de la misma manera.
Omar Cruz.