El cuento de la Educación inclusiva en España. Carta de una madre.

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¿Qué es la educación inclusiva?

La educación inclusiva supone un modelo de educación que pretende atender a las necesidades de todos los niños y niñas, jóvenes y adultos considerando especialmente aquellos casos en los que puede existir un riesgo de exclusión social.

No se trata solo de prestar atención a personas con discapacidad sino a todo el alumnado sin distinguir por la raza, la condición social, la cultura o la religión, entre otros aspectos.

Algunas de las diferencias entre el enfoque tradicional en la educación y la educación inclusiva, son las siguientes:

  • En el enfoque tradicional se diagnostica a cada alumno y alumna para determinar una categoría y solucionar el déficit que existe, sin embargo en la educación inclusiva simplemente se analizan las características de cada estudiante para determinar los apoyos que serán necesarios.
  • El enfoque tradicional se centra en el estudiante, mientras que el inclusivo lo hace en la clase.

En definitiva, en la educación inclusiva no se utilizan programas especiales para determinados estudiantes, sino que en la misma aula se responde a las necesidades de cada estudiante.

En este sentido la UNESCO entiende que en la educación inclusiva los alumnos con necesidades especiales deben tener acceso a los colegios de educación regular, donde deben ser acomodados con estrategias pedagógicas centradas en el alumnado, de forma que se responda a sus necesidades.

https://www.educo.org/Blog/Que-es-educacion-inclusiva-y-por-que-es-importante

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A la Consejera de Educación de Castilla y León Dña. María del Rocío Lucas Navas y al Director Provincial de Educación de León D. Fco. Javier Álvarez Peón

Asunto: Escolarización de G.U.

ANTECEDENTES

Soy la madre de G.U., actualmente cuenta con casi 14 años y está escolarizado en el CEO …., en León. Para entender un poco el por qué de este escrito, permitan que les haga, de la forma más abreviada que pueda, una pequeña descripción de lo que ha sido la escolarización y paso de mi hijo por la escuela pública.

En el año 2012 procedimos a escolarizar al niño en el curso de 3º de infantil. A pesar de acudir ya en julio, es en septiembre cuando se incorpora el equipo de orientación psicopedagógica de Astorga e iniciamos todo. Por varios errores del equipo, hasta diciembre no se decide autorizar escolarizar al menor en el CEIP ….. de Astorga. Al ser nuestra preferencia otro centro ya que, el propio director del colegio en una visita indica que tiene un hijo con discapacidad y que lo mejor es que no acuda a ese centro, “no están preparados ni le viene bien al niño”. Nos animaron a recurrir la decisión del informe diciendo que nos darían la razón, algo que jamás ocurre. No resuelven hasta marzo de 2013 donde, como era de esperar, no fue a nuestro favor. Acudo a realizar la matrícula y el director me invita a irnos o ya incorporarnos después de la semana santa, ya en abril. Deciden ponerle un horario adaptado de 1 hora, sólo acudió las 4 horas los últimos 15 días de junio. El dictamen propuesto fue colegio de educación especial. Según el equipo de orientación de Astorga, yo “sólo era la madre” deslegitimándome así de capacidad de decisión en la educación de mi hijo.

Nos negamos a ello ya que decidimos apostar por la educación inclusiva a la que nuestro hijo tenía (y tiene) derecho. Después de recursos pasamos a la parte judicial apoyados únicamente por la Asociación SOLCOM y su vocal en León, M.A.A., y el letrado J. R. Z.. Nuestra lucha llegó hasta el Tribunal  Constitucional, nos tocaron los mismos jueces y salas de otra familia de León con más repercusión mediática, la familia de Rubén Calleja.

Durante los siguientes 3 años nuestro hijo acudía a terapias privadas únicamente costeadas por nosotros. Mantuve diversas reuniones con personal de la dirección provincial, Dña. Marta López, D. Manuel Melcón, Dña. Gloria Fernández, etc. La última propuesta fue acudir cuando y el tiempo que quisiéramos al centro de educación especial de Astorga que ellos se encargaban de hacer “la vista gorda”. Nuestro rechazo ocasionó la denuncia ante la fiscalía de menores sobre mí únicamente y denuncia ante los servicios sociales para retirarnos la única prestación de la que mi hijo era beneficiario. Por suerte ambos intentos deplorables de presión fueron archivados después de demostrar que no existía ningún abandono del menor y éste era correctamente atendido y estimulado de forma privada.

Con la llegada de D. Fernando Rey a la consejería de Castilla y León se decide por fin respetar el derecho a la educación inclusiva de mi hijo en el año 2016/17. En una reunión con Dña. Blanca González y D. Alberto Natal se comprometen a la inclusión comenzando con una jornada de 1,5 horas diarias, incluyendo recreo, en el ….. y los apoyos necesarios. De nuevo fuimos engañados. Ese horario se mantuvo durante todo el año teniendo G.U. prohibidas las asistencias a excursiones y actividades extraescolares, salidas fuera de ese horario, apenas permaneció con sus compañeros de curso y con una profesora de pedagogía terapéutica, Dña. V. C., que lo único que dijo de G.U. fue “no sabe hacer nada”, eso fue lo mejor que pudo decir de él. Si había teatro, lo echaban en cuanto cumplía su tiempo establecido, se negaron a aumentarlo durante todo el año, sufrió acoso y mofas por parte del alumnado, accidentes y lesiones inexplicables por la cuales en una ocasión (acudimos con el brazo roto y me dijeron que en el centro que tenía “mimos”) estuvieron a punto de abrirme expediente de maltrato en el hospital de León. Por pedir explicaciones de ese accidente, o de robo de juguetes, o rotura de gafas, etc. Dña S. S., orientadora en sustitución, me dijo literalmente que “tenía al profesorado de uñas, totalmente EN CONTRA” y que lo mejor era irnos a un colegio concertado de religiosos donde “acogerían al niño con más compasión”. Ni nos facilitaron datos del seguro ni nunca se nos reparó por los accidentes inexplicables que tuvo mi hijo ni los objetos rotos y sustraídos. El inspector del centro, D. J. F., me indicó que yo, al querer ampliar el horario, normalizar la situación de mi hijo e incluso averiguar qué ocurrió en un accidente de consecuencias bastante perjudiciales para nosotros que a día de hoy sigo sin conocer, quería “un trato especial”. Ante mi solicitud de horario, de saber qué actividades hacía mi hijo y qué le había ocurrido, este sr. que sigue siendo el inspector de dicho centro, me dijo que para qué quería saber todas esas cosas, que él no sabía lo que hacían sus hijas en el colegio o que para qué necesitaba unas disculpas, si acaso iban a mejorar el brazo de mi hijo. No hubo tutorías, ni adaptación curricular, ni notas ni trabajos ese año.

En el curso 2017/18 se le permite acudir toda la jornada lectiva con recursos suficientes, se envía a Dña. L. M. para atender gran parte de la jornada de G.U. en el centro. Es ella la que se dedica a confeccionar su horario y decide qué trabajar con él, casi siempre fuera del aula, apenas pasando tiempo con sus compañeros de curso. Finaliza el curso y me entregan por primera vez trabajos que ha realizado mi hijo durante el curso. La inclusión apenas existe y la convivencia con sus iguales igual. Un día a la semana debíamos ausentarnos una hora antes para recibir hipoterapia en la localidad de Villarodrigo de las Regueras comprometida en agosto, tuviera terapia o no, G.U. debía de irse del centro a esa hora, me lo pidió Dña. L. M. “como favor personal”.

En el siguiente curso 2018/19 después de acudir de una consulta médica en noviembre, acudimos al centro donde la directora, Dña. N. E. G. V. nos permite acceder al vestíbulo del centro pero no a subir a su aula donde la pt le esperaba. Me indicaron que esas eran las normas y que la pt no estaba para subir y bajar a nadie, estaba prohibido. Esa norma la aplicaban a libre albedrío con muchas excepciones y no logré que atendieran a mi hijo ni lo custodiaran, un hecho absolutamente reprobable que pone de manifiesto la calidad humana del personal del centro. En una tutoría que solicito pido la puesta en marcha del programa de patio inclusivo y más medidas que fomenten la inclusión de G.U. en el centro a lo que dicha directora se niega tajantemente. El rechazo de los compañeros de G.U. en el centro y fuera del mismo se hace evidente y se lo hago saber en varias ocasiones a la PT a través de una agenda diaria. Según transcurren los días observo que apenas comparte tiempo con sus compañeros y hace gimnasia con los niños de 3 de infantil.

Es entonces, cuando observo muchísimas irregularidades, decido introducir un dispositivo grabador usb en su mochila para intentar averiguar qué hacían con mi hijo en el centro, el horario de su curso en absoluto coincidía con el de mi hijo. Éste le fue sustraído por el profesorado, al pedir explicaciones se dedican a abordarme de forma insultante, dándome voces, interviniendo incluso personal del cuidado de programa de madrugadores acusándome de difamar bulos en redes etc. La propia directora reconoce implícitamente en un descuido que “no puedo grabar sus conversaciones en clase” dando por hecho que sabía de ese dispositivo. El secretario D. J. J. L. T. me dice que los robos suceden continuamente a lo que respondo que hay que ser muy zafio para robar algo de una mochila de un niño con diversidad. A dos alumnas que estaban allí les dijo que eran testigos de mi insulto, que subieran a clase y todos buscaran esa palabra en el diccionario y que dijeran que le había insultado, que iban a ser testigos de la demanda que me iba a poner. Difundieron por todo el centro y las familias que yo le insulté siendo totalmente falso.

A partir de esas amenazas realicé un escrito al dtor. Provincial D. Jesús Víctor Diez Peña informando de todas las irregularidades, amenazas, faltas de respeto, exclusión, etc. Donde me negaban incluso las adaptaciones curriculares de mi hijo, cuya  verdadera razón era que ni siquiera existían. Confeccionaron un nuevo horario que fue una auténtica puesta en escena, siguieron sin cumplirlo y haciendo lo que querían con mi hijo, no contaban con que alguna familia me contaba lo que ocurría e incluso mi propio hijo me relataba lo que hacía, pensando que éste no sería capaz de verbalizarlo menospreciando su propia capacidad. La PT, dña. L. M., dejó de escribir las actividades en la agenda diaria, cerró comunicación, falsearon su horario, siguieron con su discriminación y ni siquiera me entregaron informes y trabajos realizados por mi hijo durante todo el curso. No tuvimos tutoría alguna y la despedida de los compañeros fue nula, ninguno le habló. No pudo participar en excursiones con pernoctaciones ni se adaptó ninguna salida, actividad u obra de teatro a su diversidad.

Durante esos meses seguí grabando conversaciones a la recogida de mi hijo y las situaciones que vivíamos en la ciudad, los “compañeros” ni siquiera saludaban a mi hijo cuando lo veían en la calle y el rechazo de las familias hacia mí fue evidente. El acoso y negación de la inclusión de mi hijo propiciado por EL PROFESORADO DEL CENTRO dio sus frutos y mi hijo no tenía contacto con sus iguales.

Incluso hemos sufrido acoso, insultos, agresiones y serias amenazas de la familia de una de esas niñas que el sr. Lera quiso utilizar de testigo para la falsa demanda con la que me amenazó.

Decidimos entonces escolarizar al niño fuera de este ambiente y hacerlo en otra localidad donde fuera respetado y no se le discriminara, donde no tuviéramos que dar explicaciones a niños que preguntaban cuando se curaría mi hijo como indicaban en el centro los profesores, donde no le llamaran “niño especial”, le insultaran o le menospreciaran, tanto a él como a mí. Nos fuimos de ese centro siendo unos apestados, con 3 informes de urgencias de lesiones inexplicables que a día de hoy no conocemos debido a la falta de explicación del centro, objetos rotos y otros sustraídos, dientes delanteros rotos y ninguna compensación por ello. Me llevó cerca de 6 años poder eliminar por fin los datos médicos de mi hijo de su expediente, que nada aportan al mismo y que, de haberlo sabido, jamás hubiéramos facilitado ya que sólo sirvieron para divulgarlos a otras personas ajenas al centro y para facilitar su exclusión de la escuela pública ordinaria.

Mantuve diversas reuniones con Dña. Blanca González y D. Alberto Natal, donde a raíz de diversos escritos y visualizaciones de vídeos que confirmaban los hechos que venía denunciando, se decidió poder escolarizar a mi hijo, a pesar de ser él la víctima de todo este acoso y exclusión que veníamos sufriendo, en un centro donde ya se contara con algunos recursos necesarios y pudiéramos trasladarnos en transporte público al no contar yo con medios para ello. El centro escogido fue el CEO …… en la localidad de La virgen del Camino, a 45 km de nuestra ciudad.

A petición de Dña. B. se hizo un cambio en el informe psicopedagógico donde de “dar el máximo de horas y constante apoyo” se cambió por “la disponibilidad del centro”. Finalmente se incorporó en febrero de 2020 donde, desgraciadamente, la asistenciafue interrumpida debido a la pandemia y estado de alarma, apenas pudimos asistir al centro 2,5 horas donde, aunque fue muy escasa su asistencia, fue gratamente aceptado por los compañeros y familias de los mismos. Ese año no pudimos acceder a la beca debido a la falta de matrícula y la no concesión de prórrogas de la misma.

El curso 2020/21 se incorporó G.U. al centro con el mismo horario, 2,5 horas incluyendo recreo, en octubre y con los mismos compañeros. Se nos solicitó una evaluación para darle los apoyos necesarios que aceptamos únicamente para ello, aunque es más que evidente y no es necesario ningún informe, que el niño necesitaba apoyo constante y el máximo número de sesiones disponibles que pudieran darle. Sólo le concedieron 4 a la semana que en diciembre se ampliaron a 6, entre PT y AL, algo a todas luces insuficiente.

EL 20 de abril la orientadora del centro, Dña. M. Á. junto con la directora en funciones y la PT me dan los resultados de un informe psicopedagógico y un informe de derivación a un colegio de educación especial que para nada era lo que la familia habíamos autorizado. En un informe se detallaban situaciones absolutamente vejatorias que atentaban contra su integridad moral y convertían a mi hijo en un chivo expiatorio, todo servía de excusa para que éste no continuara en el centro. La propia PT, que era la primera vez que la veía, se atrevió a que reflexionara y cuestionara si como madre yo estaba haciendo lo correcto. Decido visitar un centro en León capital y de nuevo firmamos nuestra negativa a la escolarización del niño en un colegio de educación especial. Eso provocó el rechazo de la orientadora que ha llegado incluso a retirarme prácticamente la palabra, un gesto absolutamente caprichoso e inexplicable.

Terminamos el curso sin horario alguno, sin notas, sin conocer al profesorado que estaba con mi hijo, sólo conocí a la ATE, sin tutorías y sin inclusión, nunca estuvo con sus iguales salvo en los pequeños ratos que se reflejaron en dicho informe. El último día de curso, mientras la tutora de clase se llevó a todos los chicos a desayunar como es tradición en el centro, mi hijo acudió ¾ de hora con una persona que no llegué a conocer, sin despedida por parte de nadie y sin ningún trabajo realizado, ni adaptación curricular ni notas. El transporte era sufragado por mí en su totalidad, argumentando la dirección provincial que “contábamos con recursos en nuestra ciudad”.

Este nuevo curso, para mi sorpresa, me citan el 16 de septiembre del centro para informarme que han enviado a personal de apoyo, tal y como pedí en mis alegaciones al informe que realizaron. Era la primera vez que me presentaban personal que se supone dará apoyos a mi hijo. Me comunicaron ante mi sorpresa que daban por finalizado el “periodo de evaluación” y que ahora le permitían tener una escolarización normal. Por fin podrá estar con sus compañeros en el aula y que debo comunicar el horario al que, debido a muestras circunstancias, podremos acudir al centro, donde se supone que puede acceder el total de las horas lectivas, sin siquiera evaluar si el niño podría soportar todo el horario y ritmo. De ser lo peor del centro y causar retraso y molestias a todos ha pasado a escolarizarse en horario completo, sorprendente.

Resulta bastante difícil pensar que tener a un menor escolarizado sin apoyos, adaptación curricular, notas, ninguneando su derecho a una educación inclusiva y engañando a la familia creyendo que es así, lo llaman ahora y lo justifican como “periodo de evaluación”. G.U. ha perdido 3 años de escolarización que le fue negada y otros 3 de “periodo de evaluación”. Ese trato denigrante y esa vulneración a sus derechos más elementales como es la EDUCACIÓN, por la que recuerdo fui denunciada e imputada por esta misma Dirección Provincial y Consejería, la han justificado durante toda su etapa educativa por el hecho de no contar con recursos suficientes, no solicitarlos y no dotarlos como debía haber sido, a eso lo han querido llamar “periodo de evaluación”.

No hay más que conocer a mi hijo, con dificultades para comunicarse y concentrar su atención, para darse cuenta que el apoyo debe ser el máximo que contempla la ley. Una ley que desde la Admón. y el ministerio de EDUCACIÓN han venido vulnerando todos estos años básicos de su etapa educativa, años que no podremos recuperar y que han resultado muy perjudiciales para su inclusión en la sociedad, especialmente en la cuidad donde residimos, donde mi hijo está totalmente cosificado y es rechazado por la amplia mayoría de sus iguales. Jamás nadie se ha disculpado por todo lo anteriormente acontecido, donde por suerte, prácticamente puedo probar todo al tener varios escritos y numerosísimas grabaciones donde se prueba la veracidad de lo denunciado.

En la actualidad nuestra situación no nos permite costear el transporte diario a la localidad del centro, no es siquiera ético que tenga que destinar los escasos recursos con los que cuento para sus terapias, alimentación, etc. A un transporte que debería ser subvencionado por el ministerio u organismo pertinente. Nadie se hace cargo de ese transporte y nadie me indica a qué puerta debo llamar para solicitarlo. La impotencia y la desazón no puedo describirla en su totalidad.

No hemos tenido respuesta ni resolución a los gravísimos hechos que denuncié acontecidos en el CEIP de Astorga, donde me consta que todas las personas nombradas continúan en su puesto de trabajo como si nada. Hemos sido nosotros los únicos damnificados por ese rechazo y acoso propiciado por el profesorado. El coste personal de abrir camino a la inclusión educativa en nuestra ciudad ha sido demasiado costoso, años irrecuperables y un daño personal y social donde se han ensañado con ganas, vivir en inclusión y con normalidad parece que no nos está permitido y nos lo han hecho saber.

Por todo lo anteriormente expuesto SOLICITO:

  • Confirmación o compromiso de esta Administración que el transporte de ambos, ya que G.U. no puede viajar sin supervisión, será sufragado por la Administración pertinente. Equivaldría a menos que una tablet y teléfono móvil que recibe un diputado o el coste de taxis de dos en el año 2020, con confinamiento incluido.
  • Resolución de las denuncias y vulneración de derechos que he denunciado por parte de inspector, equipo directivo y personal del CEIP ….. de Astorga que discriminaron a mi hijo y llevaron su exclusión educativa con engaños y vulneración sistemática de sus derechos más elementales.

Siempre hemos llevado el caso de nuestro hijo con absoluta discreción preservando en todo momento la intimidad y privacidad del menor, una cuestión sagrada para nosotros, pero que llegado el momento no tendremos más remedio que denunciar públicamente y dirigir este mismo escrito a cuantas Administraciones, organismos, asociaciones y medios de comunicación que creamos necesario para lograr por fin el respeto y la inclusión que merece nuestro hijo que durante todos los años ha sido vulnerada sistemáticamente por las instituciones y personal mencionado.

Creíamos poder encontrar una escuela respetuosa, inclusiva, con participación social y comunitaria, humanizadora, dinámica, socializante y educativa donde todos los niños fueran educables en la propia medida y diferencia de cada uno y nos hemos encontrado con una escuela discriminatoria, segregadora, retrógrada, injusta, machista, incívica y politizada.

El tiempo educativo robado a mi hijo y el daño causado es IRREPARABLE, un clarísimo ejemplo de MALTRATO INFANTIL. Todos estos niños MERECEN Y PUEDEN SER AYUDADOS, DEBEN SERLO Y LO NECESITAN. TIENEN  DERECHO A LAS AYUDAS NECESARIAS PARA OPTIMIZAR SU APRENDIZAJE E INCLUSIÓN.

Ruego que den prioridad absoluta a esta resolución pues cada día que pasa es un día perdido en la inclusión y educación a la que mi hijo tiene derecho y el asunto sea tratado con la urgencia que requiere.