Los pactos de la verguenza!!

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Corrían los años ochenta cuando la banda terrorista ETA asesinaba a más de cien personas al año en este país. Militares, policías, guardias civiles, políticos y empresarios eran su principal objetivo, aunque con una absoluta falta de empatía y una voraz crueldad no reparaban en incluir a víctimas civiles dentro de sus «daños colaterales».

Años muy duros para el estado español y en particular para el país vasco, agravados más si cabe por la creación de esa banda antiterrorista vinculada al gobierno de Felipe, llamada los GAL, y que lejos de solucionar el problema lo que consiguió, fue dar a los terroristas un plus de credibilidad ante sus paisanos para seguir luchando contra el estado español.

Raro era el día que los noticiarios no abrieran con un coche bomba, un secuestro o un tiro en la nuca. Imágenes de muertos en la calle, de barbarie, de niños huérfanos, de viudas, de políticos pidiendo justicia… ¿Cuántas veces escuchamos de boca de nuestros dirigentes, de las familias, y de la sociedad en general, sobre todo la vasca, que era necesario terminar con esta cultura del miedo y del asesinato y que era primordial dialogar?, ¿Cuántas veces escuchamos pedir desde los medios a ETA, que dejara la lucha armada y entrara en el juego democrático para luchar por sus objetivos desde la política? .

Pues bien, hace más de nueve años que la banda terrorista se disolvió, gracias sobre todo a una presión social abrumadora, aunque algunos políticos sigan tratando de resucitarla con sus discursos electoralistas, que pareciera ahora que la añoran. Y no solo se disolvió, además entró en el juego político de este país como se le demandaba. Pero todo esto no tiene importancia para la derecha de este país, que sigue anclada en aquellos «años de plomo» y sigue utilizando a las víctimas a la vez que llama desleal a todo aquel que ose dialogar con la izquierda abertzale, si no se llama José María Aznar.

Y me duele, desde estas líneas, daros en cierta medida la razón. Porque sí, es cierto que los socialistas han sido unos traidores. Unos traidores a sus militantes en primer lugar y a todos y cada uno de los más de cien mil desaparecidos que aún hoy en día hay en este país. Desaparecidos, gracias entre otros muchos, a los siete ministros franquistas que fundaron el PP, al perseguido por la jueza argentina Servini, Rodolfo Martín Villa, al cobarde Pacheco alias Billy el niño, y un largo etcétera que después de firmar una vergonzosa amnistía con el beneplácito felipista, no solo no fueron juzgados y condenados, como si lo han sido y lo están siendo los etarras aún hoy perseguidos, sino que disfrutaron de cargos de relevancia dentro de las instituciones o en consejos de administración de empresas como Endesa o Telefónica para darle mayor lustre a esa mierda de transición de la que obligatoriamente hay que sentirse orgulloso.

Justicia, Reparación y Memoria.