En una entrevista realizada por un programa televisivo de los pocos que se pueden “salvar” de la basura televisiva que nos acompaña todos los días, el ex presidente de Uruguay, José Alberto Mujica, repondría, más o menos de la siguiente manera cuando los medios ultraliberales le achacaban de ser un populista: “Si luchar contra la pobreza en mi país es ser populista, yo soy populista. Si tratar de que todos los uruguayos puedan acceder a una sanidad y educación decente es ser populista, yo soy populista. Si incentivar una política fiscal que grave más a quien más tiene es ser populista, yo soy populista”.
En estos días donde se están descubriendo “los secretos a voces” de la conducta de un exjefe de estado (gracias a la prensa internacional), repasar estas palabras es un buen antídoto contra la desafección de los ciudadanos con el poder.
José Alberto Mujica fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Este señor, descendiente de vascos, pasó casi 15 años de su vida en prisión donde sufrió torturas de manera frecuente. Como persona honesta y comprometida que ha sido llego al poder con lo mismo que se marcho. Reconoció errores, “como todo el mundo” pero jamás metió mano en la caja. Abandono la presidencia y siguió con su vida humilde en una casita en el campo, acompañado de su mujer y su perro de tres patas.
Durante su presidencia “la proporción del gasto social en el gasto público total aumento del 60,9% al 75,5% entre 2004 y 2013. Durante este período, la tasa de desempleo disminuyó del 13% al 7%, y el salario mínimo se incrementó en un 250% “. Gracias a él Uruguay se ha convertido en el país más avanzado de América en materia de respeto de los derechos fundamentales del trabajo, en particular la libertad sindical, el derecho a la negociación colectiva y el derecho a la huelga.
Creo un Plan de Integración Socio-Habitacional «Juntos», contribuyendo con parte de su sueldo. Además, Las viviendas son construidas con especialistas, pero con los propios interesados, con sus vecinos y con voluntarios.
Hizo otras muchas más cosas que si ustedes están interesados pueden investigarlas en Internet. En algunas de ellas se equivoco, y otras no pudieron ser llevadas a cabo por distintas circunstancias. Hay uruguayos que lo defienden y otros totalmente en contra de su legado. Pero ninguno podrá decir que no ha sido un político honesto. Llama la atención como Uruguay, un país de América latina, ha sabido enfrentarse a la crisis del Covid 19 como ningún otro en el mundo.
La definición más correcta para políticos de esta altura moral es la de humanista. Y si como él decía, ser” humanista es ser populista, yo soy populista”.
Como ciudadano español, siento una sana envidia de este descendiente de vascos. Aquí, en España, los ex presidentes González y Aznar siempre lo han criticado, mejor dicho, han criticado su política. Con el Borbón tubo un encuentro que recomiendo ver. No tiene desperdicio. Como él mismo decía “defender un humanismo y una igualdad en la sociedad es ser populista”, yo también soy populista. Gracias Pepe por el ejemplo.