En 1998 varios colegas intentamos sacar el primer número de una revista que se iba a llamar Ushuaia. Como otros muchos proyectos todo quedo en eso, en un proyecto. Hace unos días, rebuscando en un viejo cajón encontré los originales de los artículos escritos por algunos de los que íbamos a colaborar en la edición de la revista. Vamos a publicarlos en nuestro Magazine periódicamente respetando todo lo escrito y diseñado. Es emocionante ver que, después de 22 años, la vida no ha cambiado tanto como parece. Solo nosotros, que nos hemos hecho más viejos pero que aún conservamos el mismo espíritu de rebeldía de antaño.
En este primer artículo la EDITORIAL.
Hay una vieja fábula popular rusa que dice así:
“Un campesino, después de trabajar en el campo, regresa a su casa en una tarde de invierno. A un lado del camino oye un piar lastimoso. Sobre la nieve se encuentra a un pájaro con un ala rota. Comprendiendo que se estaba muriendo de frio, se apiadó de él. Avistando a pocos pasos una bosta de vaca reciente y tibia, improvisó en su interior un lecho similar a un nido y depositó en el al pájaro. Poco a poco el pájaro se sintió reanimado y se puso a gorjear alegremente. Sus trinos llamaron la atención de otro campesino que en esos momentos pasaba por allí. Este se acerco al lugar de donde procedía el canto, descubrió al pájaro, lo saco de la bosta, le retorció el pescuezo y esa noche se lo ceno”.
De lo que podemos sacar su moraleja:
– No todo el que te hunde en la mierda es tu enemigo.
– No todo el que te saca de la mierda es tu amigo.
– Si alguna vez te ves con la mierda al cuello, mejor no abras la boca.
Pero siempre hay alguien que arriesga su cuello por cantar. Con esta intención nace Ushuaia, que en estos momentos de zozobra y desencanto, pide a sus lectores para que se movilicen en pos de elevar la calidad afectiva y escribir un futuro con quien está a la altura de nuestros ojos, que es la gente. Cuando las expectativas se bloquean de resentimiento y la consigna social es sacar pasta del caos para montárselo cada uno por su cuenta, podemos decir que estamos en decadencia, una decadencia en que el individuo solo pugna por la supervivencia. No queremos ni debemos ser sectarios.
Espero que os guste este primer número.
Astorga, Febrero de 1998.