El pragmatismo de los aristócratas públicos

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Pragmatismo: Tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre cualquier otro valor.

Ya llevamos muchos años que no se suele hablar de clases sociales ni de enfrentamientos entre ellas. La clase media se ha convertido en un colchón lo suficientemente fuerte para que no haya enfrentamientos entre los muy ricos y los muy pobres. Las sociedades ricas (si las comparamos con la inmensa realidad de las sociedades del mundo) vivimos en un mar en calma de sociedad llamado “clase media”, donde se compite por ser más rico, mas burgués y muchísimo más hortera.

Sin embargo, a día de hoy todo esto ya ha pasado a la historia.

Las tensiones sociales persistentes en muchos países el pasado año 2019 previsiblemente irán a más. Si a eso le sumamos la pandemia, el proceso se acelerara.

La novedad serán los nuevos polos de enfrentamiento: por un lado todos los que viven del presupuesto público (que no son pocos) y por otro los que los sostienen con sus impuestos, que visto como se encuentra la situación económica, van a ser cada vez menos.

Los nuevos privilegiados van a ser aquellos que, pudiéndose ganarse la vida con cierto esfuerzo, prefieren la comodidad de lo que aportan otros. Ahí caben desde funcionarios “pasotas” a empresarios subvencionados, desde políticos a sindicalistas, desde parados eternos a prejubilados en excelentes condiciones físicas, desde militares en reserva a jueces en excedencia, en fin, todos aquellos cuyo trabajo -y no trabajo- resulta posible gracias a que otra gente se rompe el espinazo y se juega la salud para contribuir al bote común del que todos maman.

Vivir del presupuesto público se ha convertido en una moda que ha llegado para quedarse, una verdadera aristocracia social a la que se llega de maneras tan distintas como una oposición, los amígueles o el victimismo.

En otros países de la Unión Europea se despiden a maestros porque se demuestra que no “enseñan nada”. También hay casos de jueces que son fulminados por “desatención a su trabajo”. Son escasos los casos -valga la redundancia- de políticos que abandonan sus cargos para pasar a formar parte de cualquier organismo o ONG pública. Lo de España es de escándalo. Aquí lo público va a su aire. En una ocasión un amigo me conto que, después de aprobar una oposición y llegar a su puesto de trabajo de la administración pública para trabajar con empeño fue llamado al orden por su superior: “Chaval, con calma, que nos dejas en evidencia a los demás”.

El ciudadano de a pie esta hasta las narices de acudir a las oficinas de la administración pública y no encontrar más que al apuntador, los demás están tomando café o ausentes por “asuntos personales”. Con el nuevo Teletrabajo, va ser el no va más. Hay una parte de la sociedad acostumbrada a vivir de las ayudas públicas injustificadas, y más si tienen hijos a su cargo. Sale más caro trabajar. Lo de los prejubilados por “lesiones médicas” que corren maratones es de juzgado de guardia.

A muchos trabajadores autónomos que llevan décadas trabajando sin descanso esta pandemia les ha abierto los ojos, Aunque las ayudas hayan sido mínimas han descubierto que hay otra vida, o mejor dicho, que nunca han sabido lo que es vivir de verdad. Esta vida siempre ha estado reservada para los aristócratas públicos, al menos hasta ahora. Ya veremos lo que pasa en el futuro. Lo que está muy claro es que este sistema es insostenible, y quien lo va a pagar son la mal llamada “Generación X” (a no ser que tengas una oposición en el bolsillo) y los chavales que vienen por detrás, Estos lo van a tener crudo de verdad.