El coste en defensa siempre es superior a lo que se constata en los presupuestos generales del estado. Hay varias razones que influyen en ello y que el ciudadano desconoce. Vamos a enumerar alguna de ellas.
- El Ministerio de Defensa tiene ciertos epígrafes que ignora en sus presupuestos, actitud que no tiene la OTAN. Por ejemplo el gasto en organismos autónomos, tanto administrativos como comerciales. También el gasto en clases pasivas del ejercito, el de la Guardia Civil (exceptuando trafico) y el de partidas destinadas a defensa pero incluidas en los gastos de otros ministerios.
- Siempre el gasto final en defensa es superior al asignado inicialmente: los gastos iníciales siempre se hacen por defecto, nunca sobre las bases reales que van a suponer esos gastos. Hay muchos factores que añadir a esos gastos: infraestructuras dedicadas a uso militar, aéreas reservadas u obras que realizan otros ministerios (Obras Publicas, por ejemplo) para adecuar la situación al uso militar.
- Hay otros gastos asumibles a otros ministerios que utiliza defensa: empresas publicas de producción militar, ayudas al desarrollo para adquisición de armamento con la deuda pública que le corresponde, inversiones en infraestructura técnica,…
Es muy raro que los gastos en defensa desciendan de un año a otro, normalmente sucede todo lo contrario. Se suele aducir que la inversión en defensa es menor que en otros países del entorno. Lo que no se cuenta es que ese mismo gasto en otros ministerios, comparados con países de la UE, es mucho mayor, en proporción, que el de defensa: en educación, en sanidad y en investigación científica estamos en la cola de los países más desarrollados de Europa.
Pensándolo razonablemente, estos gastos son excesivos cuando realmente no existe ninguna amenaza a la vista que no se haya de solucionar desde un tratamiento político, social y cultural, que no militar.
Como hemos visto en esta emergencia sanitaria, ha sido la UME la principal protagonista de realizar una lucha eficaz para garantizar la seguridad sanitaria de los ciudadanos. Posiblemente este sería el cuerpo en el que habría que invertir el presupuesto, no en la compra y fabricación de carros de combate que no vamos a ser capaces de pagar. Al final, se acaban vendiendo a países (como Arabia Saudí) donde no están garantizados los derechos humanos.
Como reflexión, para terminar, cuesta entender que muchas piscinas municipales de nuestros pueblos vayan a permanecer cerradas durante este verano mientras se inauguran otras, en recintos militares, con la presencia de autoridades y mando militares. Ya se sabe que, en defensa, las cuentas no cuadran.