To live outside the law you must be honest
Robert Allen Zimmerman, alias “ Bob Dylan” es un personaje contradictorio, viscoso. Su voz trasmite cansancio y abatimiento. Sin embargo, nadie puede dudar de su capacidad para expresar momentos de la mejor poesía y máxima espiritualidad sobre un escenario.
Siempre que sale a un escenario, aunque aburra, lo hace para poder abrazar a su guitarra y defender su libertad de expresión. Da la impresión de que nunca abandona su camerino, que el público no está presente en la sala. Son muchas las ocasiones en las que parece que no le importa en absoluto no tener humanidad. Después de todo, él ha firmado algunos de los mejores temas musicales de la historia. Y tiene el respaldo de sus incondicionales pase lo que pase.
Sus discos, sus actividades, las mínimas entrevistas, alguna que otra joya en grabaciones deprimentes, lo hace más soportable. Hasta 1970, Bob Dylan lanzo discos muy brillantes, llenos de versos que marcaron una pauta en las generaciones de ese tiempo, “No necesitas un hombre del tiempo para saber hacia dónde sopla el viento”.
Siempre quedaran en la memoria: 1962: Bob Dylan, 1963: The Freewheelin’ Bob Dylan 1964: The Times They Are a-Changin’ 1964: Another Side of Bob Dylan 1965: Bringing It All Back Home 1965: Highway 61 Revisited 1966: Blonde on Blonde 1967: John Wesley Harding 1969: Nashville Skyline
A partir de entonces se acabo. Se dedico a dar sermones entre el amor y el odio, se convirtió en una leyenda para vivir de las rentas. En 1997 suena para el Premio Nobel. En 2016, finalmente recogió su Nobel de Literatura, más de tres meses después de la ceremonia oficial de entrega. Previamente había pasado por la UVI, y casi no lo cuenta. Por fortuna, su hijo Jakob, nos recordó con The Wallflowers la importancia de la genética de los Dylan.
En 1990 Dylan visito West Point para cantar a la paz ante 4.000 futuros oficiales de la US Army. Que capacidad tendrá de poeta que muchos de ellos se unieron a él para cantar Blowin´in the wind. Rey solo hay uno, preferible si elije el destierro.
