A esos estómagos agradecidos

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Dicen las malas lenguas que irse preparando para seguir alimentando todos estos inmensos estómagos agradecidos es una mala idea. De verdad se piensan todos estos jetas que la baja sociedad va a seguir sacrificando su vida por el bienestar egoísta de tanto estómago agradecido. Encerrados en su casa, sin ningún tipo de compromiso con los que van a tener que luchar para que ellos a fin de mes tengan su euros en la cuenta bancaria, se sienten confiados. Lo tienen claro si piensan que las personas van a seguir siendo igual de gilipollas. Los aires están cambiando.  

No amigos, quien quiera peces que se moje el culo, la única solución es el colapso total. De esa manera, los privilegiados, los parásitos, los que no dan palo al agua van a tener que salir a la calle a buscarse la vida, dejaran sus confortables hogares por la verdad diaria de los que os alimentan y luchan en cada esquina para sanear la economía de vuestras cuentas bancarias. Lo que estáis haciendo lo pagaran vuestros hijos y nietos por los qué no tenéis ningún tipo de empatía.

Las manos destrozadas por un sistema de trabajo esclavista os ahogaran en vuestros sueños, que digo sueños, lo vuestro es una pesadilla.

Cuando los que tienen las manos destrozadas -pero los dedos hábiles- ponen ímpetu en lo justo vuestra derrota está asegurada.    

Pensáis que aquí se atan perros con longanizas, ese cuento se acabo.  Ahora se trata de recobrar la dignidad de los currantes andrajosos. Partir de cero es la única solución posible antes de perder la memoria. Acostumbrados  a vivir en un mundo donde todo os ha venido de cara quizá sea el momento de conocer lo que es el hambre en el cuerpo, la del espíritu ni la menciono.

Sea como sea, es el momento de cambiar las estructuras sociales y productivas, todo tiene que ir acompañado de un cambio profundo de valores que lleve a todos, y sobre todo a vosotros, “estómagos agradecidos”, a asumir la parte de responsabilidad en esta sociedad enferma que a cada uno le corresponde.

No os habéis dado cuenta que esto es un autentico material radiadicto. No lo veis pero os va a afectar  profundamente, eso de “Tío, tienes un morro que te lo pisas, te ha quedado bien” ha pasado a la historia. Estamos ante un cadáver sociológico nunca antes vivido, lo mejor es enterrarlo y comenzar de nuevo. Os aseguro que vuestras circunstancias no serán las mismas, y que tenéis un motivo para empezar a preocuparos, se acabo el cuento.        

Jodidos estómagos agradecidos.