Desde siempre me han fascinado los escenarios en miniatura. Hay un trabajo increíble detrás de ellos. Hace no menos de un año tuve la oportunidad de visitar el “Musée Cinéma & Miniature de Lyon”. La visita duro un par de horas pero me podía haber quedado en ese mundo en miniatura varios días. Creo que es de las pocas cosas que últimamente me hayan cautivado de esa manera. Cualquier amante de la escenografía, del juego con la luz, de la fotografía, de los vestuarios cinematográficos, no se puede perder una vivista a este lugar en un viaje a Lyon. Hay que admitir que nuestros vecinos saben hacer las cosas con un gusto exquisito.
El museo está ubicado en un precioso edificio de tres plantas del siglo XVI en la ciudad de Lyon (la cuna del cine gracias a los hermanos Louis y Auguste Lumiere). El fundador Dan Ohlmann, un apasionado de las miniaturas puso todo su empeño en crear un sitio mágico. Con el tiempo y la ayuda de una mujer- propietaria del edificio y fanática de las miniaturas- este lugar se ha convertido en un espacio pedagógico de la historia del cine.
El museo cuenta con más de cien decorados en miniatura. También tiene exposiciones permanentes de maquetas, vestuarios y otros atrezos que han sido utilizados en filmes como Spider-Man, Batman, Robocot, Alien, Star Trek, UVE. Los frikis de verdad lo pasaran en grande.
En un mundo tan globalizado como el actual una visita a este museo en miniatura supone una cura de humildad. Este mundo que habitamos es demasiado grande cuando el viaje a lo infinitamente pequeño apenas tiene importancia.
Durante toda la visita me fije mucho en las personas que había a mi alrededor. Me di cuenta que todos volvíamos una y otra vez a visualizar la miniatura anterior, algo se nos había pasado.
Los seres humanos somos capaces de todo. Estos artistas que han recreado con tanta sutilidad los escenarios más comunes de la vida diaria se merecen toda nuestra gratitud. Su trabajo es minucioso, sensible y creativo.
Gracias por hacernos soñar.
