Larry Flynt, libertad de expresión en estado puro

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Este Magazine para el que colaboramos tiene como principio fundamental la Libertad de Expresión.

A propósito de esto, recordé aquella estupenda película de Milos Forman: “El escándalo de Larry Flynt” (1996). Este film cuenta la historia real de Larry Claxton Flynt (y le pone cara de forma magistral Woody Harrelson).

Flynt nació en una localidad de Kentucky, en el seno de una familia muy humilde. Todo lo que se pueda leer en su autobiografía es irreverente. Cuenta que a los 15 años se alistó en el Ejercitó de los Estados Unidos utilizando un certificado de nacimiento falso, y presume de que su primera relación sexual fue con una gallina. No ha tenido el menor problema en decir lo que le ha dado la gana, lo que ha hecho que le lleven a los tribunales en múltiples ocasiones acusado de “obscenidad”.

Larry Flynt después de estar en el ejército y la marina, puso un bar en Ohio a finales de los sesenta. Al bar le añadió camareras desnudas, y en pocos años el bar se había convertido en una cadena de clubes de striptease llamados Hustler (golfo). Poco a poco, Flynt empezó a repartir un boletín de sus chicas entre sus clientes, y ese boletín llegó a convertirse en 1974 en la revista porno, que también llamó Hustler. La publicación se hizo muy famosa en 1975 al publicar unas fotos de Jackie Onassis desnuda en una piscina.

Hustler llegó a vender tres millones de ejemplares mensuales en sus mejores años; hoy día, vende poco más de 100.000, aunque Flynt asegura que sigue siendo rentable.

La revista se convirtió en un icono del mal gusto, las fotos más explícitas y los chistes más satíricos y ofensivos. Por supuesto, le llovieron las denuncias. La más conocida fue con el reverendo Falwell, que llegó al Tribunal Supremo. Larry Flynt ganó.

En 1978, un supremacista blanco disparó a Flynt a las puertas de uno de sus numerosos juicios, y lo dejó en una silla de ruedas.

“Estuvimos 200 años sin que la parodia y la sátira estuvieran protegidas como libertad de expresión”, recuerda Flynt. “Te podían demandar, sólo tenían que probar que habías herido los sentimientos de alguien, o los de su mujer, o los de su perro.”

“Si llevas a alguien a un programa y miente, no deberías volver a invitarle”. “Si dices una mentira a una audiencia de millones de personas, ese moderador tiene una responsabilidad. Pero hay una gente en su Torre de Marfil que sólo se preocupa de sus beneficios…”

Larry Flynt ha ganado sus múltiples juicios ateniéndose a la Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU: “prohíbe la creación de cualquier ley con respecto al establecimiento oficial de una religión, que impida la práctica libre de la misma, que reduzca la libertad de expresión, que vulnere la libertad de prensa…”

Hoy día, sigue dirigiendo su imperio desde un despacho en Beverly Hills, desde el que despotricade todo lo que se le pone por delante, en una silla con ruedas de oro. Es la mosca cojonera de los políticos, y especialmente de Trump.

Larry Flynt se ha convertido en un icono de libertad de expresión en los Estados Unidos. Vamos, como debe ser.