Los incendios forestales se apagan en invierno.
Resulta imprescindible invertir en prevención para dejar los ecosistemas forestales preparados para el verano. El abandono del medio rural, la desidia de la Junta de Casilla y León y la excesiva explotación de nuestros montes son una bomba de relojería que en cualquier momento puede estallar. Después siempre llegan las lamentaciones, el cruce de responsabilidades, la falta de medios…, quien al final lo sufre es el ecosistema y los habitantes del medio rural.
El valor bruto de extracciones madereras no es necesariamente un buen indicador de la sostenibilidad económica de los bosques. Si además se abandona la limpieza de esos bosques y la correcta funcionalidad de los cortafuegos en pos de un beneficio económico que debería redundar en ese ecosistema la ecuación solo nos puede llevar al desastre.
En el caso del que hablamos, El Monte de La Marquesa, existen muchas asignaturas pendientes. Mientras las juntas vecinales de numerosos pueblos ingresan un ochenta y cinco por ciento, la Junta de Casilla y León el quince por ciento restante- aparte de los beneficios de las empresas dedicadas a la tala y transporte de los arboles- de las explotaciones forestales, muy pocas instituciones reparan en el abandono de los sistemas de prevención de incendios para esta zona.
Los vecinos de los pueblos de la zona vemos constantemente el ir y venir de camiones llenos de madera de pino. Y sin embargo en muy pocas ocasiones- casi ninguna- se ven brigadas forestales trabajando sobre el terreno. Los arcenes de las carreteras están llenos de maleza, los caminos empiezan a ser impracticables por la invasión de urces, los pinares están abandonados llenos de arboles caídos sobre el terreno, los cortafuegos parecen campos sembrados a conciencia, ¿Cuántos años va de la última vez que paso una máquina para desbrozarlos?.
Lo que se está poniendo en riesgo con estas actitudes de desidia enfocadas únicamente al negocio es uno de los pulmones verdes más importantes que tiene La Maragatería. Es momento de exigir responsabilidades y claridad en las cuentas de los ayuntamientos y juntas vecinales que por cierto, en este momento, muchos de ellos están siendo investigadas judicialmente (algunos ex alcaldes llamados a declarar) aunque la prensa oficial no diga nada al respecto. Debemos exigir a la consejería de medio ambiente de la Junta de Casilla y León responsabilidades ante esta situación. Los vecinos carecemos de información de cómo, cuándo y de qué manera se explota este ecosistema que nos pertenece a todos. La administración se ha convertido en una mafia de unos pocos privilegiados sin escrúpulos que lo único que buscan es el beneficio propio.
Si lo único que importa para las distintas administraciones que gestionan nuestro ecosistema es la explotación forestal tenemos un futuro incierto. Una sola chispa en verano puede producir una onda expansiva sobre los bosques cercanos: los robledales desaparecerán, el habitad animal no sobrevira, los amantes de la naturaleza (ojo, no abraza arboles) perderemos un tesoro irremplazable.
Esto no se trata de una vida virtual, es la pura realidad. Hay que presionar para no perder un entorno único donde podamos disfrutar los momentos más importantes de nuestra vida real.
Ángel Fernández.