Por Ángel Fernández.
En el mundo de la información no hay un antes ni un después, solo durante e incluso ese periodo de lo inmediato viene marcado por una lectura parcial – y casi siempre precipitada – de los acontecimientos. Un ejemplo muy claro es el efecto Covid 19.
De la misma manera hay multitud de noticias que acaban tiradas en el vertedero de la información.
Vemos todos los días como la mayor parte de los diarios incluyen publicidad gubernamental en sus páginas al lado de artículos muy sumisos ante las medidas administrativas de esos propios organismos, noticias analizando el problema de la ludopatía patrocinados en la barra lateral por casas de apuestas,.. Y siempre hay algo que falta, que es poner en práctica el oficio de hacer periodismo.
Contundencia, rigurosidad y difusión son las tres palabras básicas en la información. Necesariamente hoy en día tendríamos que añadir la más importante: independencia. Si en la información lo que prima son los intereses de cada uno en la cabecera de muchos periódicos (online o en papel) debería destacar el titular “patrocinado por…”, de esa manera el lector sabría a lo que atenerse. Siempre se ha dicho que la información que nos da un Estado u otro organismo es casi siempre de segunda mano, con la primera mano unta a quien tiene que hacerlo y esto, sea dicho de paso, incluye también a la oposición.
El ciudadano como lector está en su derecho de preguntarse cual es la verdadera identidad de los medios que le están informando. Actualmente los medios hacen una dominación de las mentes muy sutil, ese es el gran problema de una democracia controladora de la comunicación, es una ecuación muy sencilla: el que controla los medios de comunicación controla las mentes. Y en esto están de acuerdo todos, gobierno, oposición y medios de comunicación. De lo que quizá no se den cuenta es que hoy ese razonamiento es falso por las trasformaciones que han sucedido. Los medios dominantes ya no son la fuente de los que el ciudadano saca sus conclusiones, ahora las fuentes son diversas, el poder no tiene un órgano privilegiado donde expresarse, el controlar los medios no significa controlar los resultados electorales. Es posible que muchos periodistas no se hayan dado cuenta de que vivimos en un mundo mucho más complejo donde se da una lucha constante entre comunicación e información. Llegado al punto que uno se pregunta si esas Organizaciones No Gubernamentales forman parte de un mismo sistema de“información colaborativa”, donde unos a otros se pasan noticias intrascendentes y con un mismo lenguaje.
“El fin no justifica los medios”, que gran problema deontológico para muchos periodistas, y también para muchos intelectuales. No hace muchos años el intelectual tenía un peso muy importante en la opinión pública. Con el ultraliberalismo esos intelectuales han desaparecido del mapa, unos por coexistencia con el poder, otros por resignación, en su mayor parte por abandono de sus ideales. Los problemas son muy complicados así que se dedican a pensar, escribir textos indescifrables y abonar su propio huerto. El compromiso ha desaparecido por la animadversión de la simplicidad, ellos viven en su mundo, o en su barco.
Si existe algo que celebrar en un día como hoy sería conseguir, en cierta manera, que la opinión pública marginada que ocasionalmente ocupa un espacio en los medios periodísticos y que prácticamente son los únicos exponentes de periodismo como tal, se conviertan en el complemento de un trabajo de base que justifique de forma objetiva, con pelos y señales, su principal fin: Informar independientemente