Por Ángel Fernández.
Tradicionalmente el ciudadano español asume que habita este país, España, de prestado. Y con una sumisión y ambigüedad que no deja de sorprender.
Durante generaciones, padres, abuelos, bisabuelos, etc.… hemos tenido muy claro nuestra condición social: has nacido en una cuna humilde (pobre), tienes que luchar y progresar para subir en la escala social, no importa lo que dejes por el camino, tu lucha y tira para adelante. Has nacido en una clase media: tienes que estar a la altura, progresar y estudiar mucho, mucho, no importa a quien tengas que pisar, los favores que tendremos en deuda, no puedes fracasar, esperamos de ti lo mejor, no pierdas el tiempo, tenemos que ser los mejores entre estos mediocres de clase media, serás un CEU y todos nos sentiremos orgullosos de ti, caiga quien caiga .Y están los que nacen en pesebres de oro, sin ningún impedimento para ser lo que les de la gana, es decir, soy intocable (no en el sentido Hindú), inviolable (no me lo aplico a lo que yo pueda hacer), divino de la muerte, bueno, sabemos quiénes son estos.
Cierto es que entre los sujetos de estos tres grupos hay algunos que no pretenden nada de lo anterior, su único fin es vivir del cuento, o de los demás. Al grupo tercero esto no le incumbe si dejáramos a un lado los actos de protocolo.
De todo este conglomera social hay un tipo de destaca entre todos y un referente seria el Filantrópico Amancio Ortega. Un hombre hecho a sí mismo, desde ese pequeño negocio en La Coruña hacia el estrellato, un pequeño autónomo que con los años se convierte en uno de los empresarios más acaudalados del planeta Tierra, vuestra tierra.
Para ponernos en situación todo surgió cuando Amancio, “hijo de un trabajador ferroviario nació en 1936, justo antes del inicio de la Guerra Civil Española. Su familia apenas llegaba a fin de mes, cosa que lo marcó cuando era pequeño. Con el tiempo Amancio prometió que nunca dejaría que su familia sufriera la pobreza, dejó la escuela y comenzó a trabajar en una tienda de camisas. Fue ganando experiencia en otras tiendas y a principios de la década de 1960 estaba listo para fundar su propio negocio, junto a miembros de su familia y a su futura esposa, Rosalía Mera. Primero fue una fábrica textil y luego la marca Zara”. Que le llegara el éxito empresarial se fundamento en darle a la gente lo que ellos querían (os suena esto). La marca no dejo de crecer, con otros nombres, otras marcas, otros mercados. Y de todo esto llego a convertirse en un referente del éxito empresarial.
Hasta aquí todo muy idílico, como los príncipes azules. Pero como en todo negocio de éxito siempre hay un lado oscuro, ese lado del cual los medios de comunicación controlados por estos empresarios (ya sea vía publicidad o accionariado, ojo) no hacen ningún tipo de estudio, ya sea económico ni jurídico con respecto a sus prácticas.
Vamos a estudiar ese lado oscuro.
En 2011 Inditex paga 1,36 millones en Brasil tras una investigación por trabajo esclavo.
Dejando a un lado todos los procedimientos administrativos, jurídicos, lavados de cara,.. Quedo muy claro que Inditex utilizaba mano de obra con sueldos irrisorios en la producción de ropa en Brasil, ropa que después se exporta a las tiendas que tenemos enfrente de nuestras casas. Inditex justificaba su postura en la externalización y subcontratación de su cadena de producción. Y así Inditex pago la multa en un acto que según algunos analistas “rozaba la filantropía”. Filantropía, esa palabra mágica que enmascara grandes fortunas amasadas en base a prácticas empresariales no del todo claras.
Inditex, El Corte Inglés y Cortefiel tras las denuncias de trabajo esclavo en fábricas de Asia.
Externalización y Subcontratación, dos palabras clave para estos grandes monstruos de la industria textil. Decenas de miles de niñas y adolescentes, muchas menores incluso de 15 años, trabajan en la industria textil asentada en el estado de Tamil Nadu en la India según el diario.es. Con turnos de trabajo que rozan las 70 horas semanales y en fabricas (por llamarlas de alguna manera) totalmente insalubres, sin ningún tipo de condición laboral, y cobrando, ojo, 2 euros al día, estos niños abastecen las tiendas de todo el mundo. De alguna manera, su sufrimiento es la salvación de los pacientes de esos hospitales a los que el Filantrópico Amancio Ortega dona los aparatos médicos. No es explotación laboral, es esclavitud pura y dura.
“No puede ser que el sistema se financie porque haya un millonario que quiere ser generoso con la sanidad de los pobres”
Estas palabras de Pablo Iglesias (Podemos-Izquierda Unida) desataron la polémica. Habla de “financiación del sistema”, no de cómo se consigue esa financiación, cosa que a alguien que ha adquirido un chalet por 650.000 euros en Galapagar le trae sin cuidado. En la India hay personas que nacen, malviven y mueren en la misma acera. Me da que en la complutense esta materia no se estudia.
Lo que hasta ahora nadie ha dicho es de donde proceden las maquinas donadas por el Filantrópico. Muchas de ellas, como marca sueca Elekta, tienen su grupo empresarial basado en accionistas anónimos y fondos de inversión de dudosa procedencia. No creo que nadie dude que detrás de todo el conglomerado medico hay un negocio puro y duro. Las empresas farmacéuticas se forran con los medicamentos mientras el tabaco sigue vendiéndose, con su consiguiente recaudación de impuestos, a destajo. Los médicos de la seguridad social te ofrecen sus clínicas privadas para que aceleres esa intervención urgente que necesitas. Los grandes fabricantes israelitas de mecánica medica fiscalizan sus beneficios en Suiza bajo la inoperancia total de la OMS, los grandes lobbies controlan a eurodiputados en sus decisiones trascendentales para la salud de los ciudadanos a los que se supone representan, los visitadores médicos son los que realmente recetan los fármacos, no tu médico de cabecera. Y así, más y más.
Y yo me pregunto, ¿Dónde están los periodistas de investigación para entrar en el fondo del asunto? ¿Reciben presiones de sus jefes para que esa línea de investigación no se lleve a cabo?. Como dice el refrán “ningún perro muerde la mano que le da de comer”. Si se acaba la publicidad se cierra el chiringuito, y tú te quedas en, perdón por la expresión, la puta calle.
A fin de cuentas –graciosa la palabra- si alguien quiere realmente saber (antes de hablar) más sobre el entramado fiscal de Intitex y su dueño Amancio Ortega que le eche un vistazo a esta información: https://www.elsaltodiario.com/inditex/zara-no-es-marca-espanola-amancio-ortega-inditex-entramado-fiscal, y que después se cree su opinión. Saludos.
P.D. Que esos pequeños trabajadores autónomos o los mismos miliuristas de la administración pública no intenten esta ingeniería fiscal, los van a crujir.